Psicosis y el sérum de vitamina C
Escrito por Paula Lanata Cedeño
Politóloga, pastelera y escritora de cuentos para niños que ya crecieron
Aunque digamos que las generaciones avanzan y evolucionan, constantemente siento que el boom publicitario de los 2000 de los glúteos perfectos, el cabello sin frizz y el cutis de bebé nos siguen pasando factura. Yo que durante mucho tiempo abogué por saltar de los estereotipos hacia una vida más auténtica y fiel con lo que sentimos también tuve un cortocircuito mental recientemente. Yo que creía estar segura de lo que pensaba por todo lo que había leído, analizado e interiorizado, tampoco estaba tan a salvo.
Hace mucho entendí que las fotos perfectas eran producto del Photoshop y no imaginan el alivio que sentí luego de muchos años con marcas de acné persistentes. La industria cosmetológica avanza a pasos agigantados, cada vez es más difícil encontrar un profesional que te envíe algo que realmente funciona. Mi adolescencia estuvo plagada de soluciones mágicas a precios exuberantes a los que accedía y luego tristemente seguía cargando con mi insatisfacción. Pero de las industrias, podremos hablar en una próxima ocasión.
Volviendo al tema, estaba en la sesión de mi limpieza facial, cuando mi cosmetóloga me recomendó un serum de vitamina C “por mi edad”. Esas tres palabras, pequeñas e insignificantes seguían retumbando en mi cabeza. Estábamos hablando de otros temas, pero mi mente navegaba en canas y flacidez. ¿Por qué? ¿Es tan malo tener 27? Si hace dos tenía 25. Luego solo me imaginaba comprando el serum con la intro de Psicosis como banda sonora. ¡Terror!
Como buena paciente, fui a comprarlo y tuve esa sensación maravillosa de hidratación luego de taladrar mi mente por algunos días. En un momento de sinceridad, analicé que todo se trataba de un miedo a envejecer escondido en un producto cosmetológico. Miedo a perder el brillo de mi cabello, miedo a perder la tonificación que he alcanzado en estos años (mucha tampoco es), miedo a entrar en ese túnel donde tu edad es un disparador para comentarios o recomendaciones no pedidos.
Sé que si han llegado hasta este punto, el drama es absurdo y créanme que yo me sentí de la misma manera cuando lo descubrí. Nada define tu felicidad, tu autenticidad y tu bienestar emocional. A veces, damos por sentado que hemos superado cosas, que no nos importan estas otras, que la industria se puede parar de cabeza pero yo permaneceré fiel a lo que creo. Usualmente nos funciona, pero a veces, como me ocurrió a mí, un pequeño cortocircuito puede hacerte tambalear.
Necesitamos ser generosas con nosotras mismas, y también con las otras. Hay líneas rojas sobre la otra persona que se han cruzado fácilmente por años, pero no por ello es correcto. Podemos estar convencidas de lo auténticas que queremos ser, pero es necesario de vez en cuando tomar un viaje a nuestro interior. Con todo en orden por dentro, tendremos (dentro de lo posible) todo en orden por fuera si así lo deseamos.