Valeria Ortega: Me enamoré de un extranjero que conocí por Bumble
Por Valeria Ortega
Mi historia comienza cuando en 2016 me fui de viaje a Miami con un amigo. En ese entonces estaba solterisima y pensando “esta es mi oportunidad de pasarlo bien”, “obvio que voy a encontrar algo bueno en la app de citas que todo el mundo tenía”. Sin embargo, para mi sorpresa, no fue así. Me encontré con el típico latin lover, lo que hizo de mi experiencia en las apps de citas una desilusión total.
Recuerdo haber estado cerca de 20 días en Miami y luego de la desilusión pasada en las apps, hablé con mi amigo y compañero de viaje una de las noches que salimos a un bar. Le dije que me había cargado esa ciudad, ya que mis expectativas como mujer soltera era aprovechar al máximo todo el tiempo y obviamente conocer a alguien de mi tipo; entonces, recuerdo que tras gritarle toda mi desgracia, mi amigo me dice prueba Bumble, otra app de citas que obviamente desconocía. En ese segundo me explica súper escuetamente que la mujer podía hacer match en primera instancia y que las personas que te aparecen son muy similares a tus intereses.
Me atreví y la descargué – ese año la aplicación estaba disponible sólo fuera de Chile-, no sé qué fue, pero había un filtro diferente a otras apps, ya que me encontré con hombres de mi gusto. Todos los de mi tipo estaban ahí. Y me pregunté cuál era el filtro, si era emocional o el algoritmo, pero acá pude ver una app más cool. Igualmente, no me gustó Miami y continuamos el viaje rumbo a Hawái, y ahí me encontré con los verdaderos surfistas en la aplicación. Sin embargo, el problema es que cuando uno está viajando es difícil concretar las citas por los tiempos y distancias. Así que, finalmente, en este viaje no logré calzar y no me junté con nadie en las vacaciones.
Ya en Chile, un día tomando sol en la piscina del edificio, recuerdo esta app, la abro y me funcionó. Una sorpresa para mí, vi que había muchas personas que la tenían, principalmente gente que estaba de viaje, mucho mochilero. Creo que el único chileno que vi ese año era mi amigo.
Entre medio de todos esos extranjeros aparece Jon, quien es hoy mi prometido y padre de mis hijos. Al ver su perfil, me pareció guapo y le hice match, seguí tomando sol, recuerdo, y a los 15 minutos me respondió el mensaje y comenzamos a hablar. A mí me interesó de inmediato. En su perfil, me aparecía que era inglés viviendo en Chile, conversamos un par de días e intercambiamos WhatsApp. Yo estaba interesada en él, por lo que no seguí hablando con nadie más por la aplicación y días después es Jon quien me pide que nos juntemos en persona.
La primera cita
En ese tiempo, yo vivía cerca del Bar Liguria y siempre iba a ahí porque me quedaba al lado. Entonces me dijo que eligiera el lugar, así que obviamente le dije el Liguria y no sé por qué, pero recuerdo que fui muy sencilla y sin maquillaje a la cita, pensando en “este es el desde”. Y justo ese día venía saliendo de un programa, estaba súper maquillada, por lo que me quité todo el maquillaje, me puse un vestido cero formal, me bajé de los tacos y me puse zapatillas…, otra vez pensando en si esto va a funcionar, entonces debe saber que se va a encontrar con esto un domingo por la mañana. Fui desde la base y pensé “sorry si no te gusta, pero es lo que hay”.
Recuerdo que ese día le avisé a 3 o 4 personas lo que haría, que tenía esta cita, ya que igual se pasó por mi cabeza que podía encontrarme con cualquier cosa, como “un señor de 62 años que estaba aburrido y se hizo pasar por otra persona”. Tienes tantas posibilidades, por lo que igual me traté de resguardar. Y bueno, llegué 10 minutos tarde para ver si era la persona, y tenía todo planeado…, si no era, me haría la boluda y me iría. Y ahí lo vi, era él, era el mismo de la foto. Ahí nos sentamos y conversamos, muy relajados. Él ya se había juntado con más personas en aplicaciones. Para mí, en cambio, fue el primero y el único con el que me junté. Pasamos esa velada tan veloz que nos dimos cuenta de la hora. Cuando el mesero llegó con la cuenta, eran las 2 de la mañana e iban a cerrar el lugar. Se nos pasó volando el tiempo. Para mí era entretenido que fuera extranjero ya que no conocía nada de mí y me daba a conocer de cero, sin prejuicios. Yo quería estar con alguien que me preguntara ¿qué tipo de música te gusta? ¿Qué películas te gustan? Temas que no podía hacer con otras personas y eso con él fue deslumbrante.
Al principio lo encontré flaco, pero sumó puntos que fuera el de la foto y que quisiera conocerme, y no simplemente saltarse los pasos. Yo estaba en un momento que ya no quería rodearme de gente que me invitara o preguntara si iba a ir al carrete de moda o a tal fiesta. Y entonces con Jon comenzamos a salir después de esa primera cita en muy buena onda, jamás sentí que él me quisiera besar o estuviera “joteándome”. No sé si era por algo cultural, a tal punto que salimos 4 veces después de la primera cita y nunca hizo un esfuerzo por ir más allá. En ese instante pensé que era gay, así que mi switch cambió y dije “bueno es amigo”, y le diré que me invite a conocer a sus amigos. Después de eso ocupé nuevamente Bumble, y fue cuando me dijo que estaba resfriado y que por eso no quería contagiarme. Desde ese día comenzamos a salir como pareja.
Me hizo ¡GHOSTING!
Cuando lo conocí y ocupé Bumble fue porque el filtro que tienen es muy diferente a la competencia. No sé si fue suerte o teníamos que estar juntos. Recuerdo que guardé a Jon en el teléfono como Jon Bumble. Era el tipo de la aplicación que trabajaba en minería y que pasaba poco tiempo en Santiago, entonces para mí era ideal, ya que me dejaba tiempo libre. De a poco nos fuimos extrañando. A veces me iba escribiendo cuando estaba en un lugar, cuando viajaba, pero después de un tiempo no me escribía tan seguido y a veces simplemente no me escribía y ya no me contaba hasta donde viajaba, compartíamos menos. Llevábamos seis meses saliendo y tres veces por semana nos veíamos, pero yo no quería aceptar que parecía un tejido lo enredada que estaba de él, full enamorada. Eso hasta que él viajó a Bolivia y me dijo que estaría sin señal y yo calculé cuánto tiempo demoraba, y después de ese viaje no me habló más, el típico ghosteo.
Ya después de eso pensé que tenía que olvidarlo. No había compromisos y hasta el minuto pensé que era lo que quería, pero me di cuenta de que no, y lo pasé pésimo, lloraba hasta en la ducha. No tengo recuerdo de que algo me doliera más, ya que me sentí culpable por no haber demostrado interés, y lo tomé como una cachetada de parte de la vida. Tiempo después comencé a salir con otro hombre y un día saliendo de un evento recibo un mensaje de Jon con el “Hola tanto tiempo, cómo estás”, tres meses después, y yo pensé “tres meses”, yo a los tres meses ya estoy casada pensé. Y le respondí “bien y tú”, asumiendo que estaba superado, pero cuando él me pide juntarnos ya que estaba en Chile nuevamente y nos juntamos, y vuelvo a verlo, me di cuenta de mi autoengaño ya que al principio todo bien como amigos. Recuerdo haber ido al baño y entre copas de vino me di cuenta de que me gustaba muchísimo. Después de esa segunda primera cita nunca más nos volvimos a separar. Jonathan es muy relajado y me gusta esa tranquilidad. No me dice nada, siempre hace las cosas, me demuestra con acciones. Meses después de estar saliendo ya de manera más formal, en 2017 me habló de irnos a vivir juntos y cuando le dije que sí, pues ya tenía todo listo, el nuevo departamento, todo. Esa tranquilidad y confianza con la que realiza las cosas y toma la relación, me gusta, ya que me da una tranquilidad que nunca viví con una pareja, es una relación saludable, de amor y respeto mutuo. Esto se fue dando a los tiempos que fueron perfectos, nos fuimos a vivir juntos, luego hablamos de tener hijos en pandemia. El avanza en los planes y me va sumando, y eso prefiero. Me encanta, sé que tiene buenos planes.
Una vez consulté con un amigo tarotista por Jon, justo en ese momento donde me dejó de hablar y me dijo que íbamos a vivir juntos. Suelto mucho cuando estoy con él, me dejo llevar y siento que eso me ha ayudado, y hoy somos un muy buen equipo. En muchas cosas no tenemos gustos similares, coincidimos más en la música, y eso ha ayudado muchísimo. Tenemos una relación de compañeros. Cada uno tiene sus espacios y eso es muy agradable.
Yo era otra antes de conocerlo, he vivido otras formas de ver la vida, con mini cambios culturales que han hecho una diferencia enorme. Ha sido para mí muy nutritivo el absorber parte de lo que él es y sus costumbres.
Hoy somos una familia, estamos esperando nuestro segundo hijo que va a nacer en noviembre y esperamos casarnos a comienzos del 2024.