Si no tienes tiempo para entrenar…¡Sácale provecho a tu neat!
La actividad física no asociada al ejercicio programado —o hacer ejercicio sin darte cuenta— puede ser una gran herramienta a la hora de generar gasto energético y otros beneficios para la salud, especialmente para aquellas que no puedan o no quieran adherirse a un entrenamiento específico.
El NEAT, acrónimo de non-exercise activity thermogenesis o termogénesis no asociada al ejercicio, es toda la energía diaria que gastamos al realizar actividad física no programada. Esto puede ser: caminar, dar un paseo con tu perro, ordenar la casa, sacar la basura, subir las escaleras… y la lista sigue. Estas sencillas actividades cotidianas, aunque parezcan insignificantes, pueden llegar a ser un gran aliado para tu salud.
Y es que no es necesario tener a tu disposición máquinas de spinning o hacer rutinas de Chloe Thing si crees que eso no es lo tuyo. Andrea Álvarez, nutricionista especialista en nutrición deportiva, cree firmemente que el ejercicio diario debe ser algo que uno disfrute, de lo contrario, hay pocas posibilidades de mantener dicha práctica en el tiempo. Es por eso que, si realmente no quieres ni puedes realizar un ejercicio o deporte programado, se recomienda potenciar el NEAT.
Según explica la nutricionista, el gasto energético está compuesto de tres factores generales: primero, la tasa metabólica basal, que es la energía necesaria para mantener las funciones vitales. Segundo, la termogénesis de los alimentos, es decir, la energía gastada en el proceso de digestión, absorción y almacenamiento de los nutrientes. En tercer lugar, la actividad física. Esta se divide en dos: el ejercicio físico planeado (realizar un entrenamiento, deporte o rutina) y el NEAT.
“Esto último puede contribuir considerablemente a la salud y al gasto energético necesario. Es una herramienta conveniente no solamente desde el punto de vista de la composición corporal o el quemar calorías, sino que —y mucho más importante— de salud en general. Ser activo y evitar el sedentarismo es clave para llevar una vida sana, y, el potenciar este tipo de actividad física que es más accesible y no requiere de mayores pretensiones, es una buena forma de incentivar y mejorar los niveles de bienestar de las personas”, asegura Álvarez.
Específicamente, según postula la publicación Estrategia mundial sobre régimen alimentario, actividad física y salud realizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la actividad física “reduce el riesgo de hipertensión, cardiopatía coronaria, accidente cerebrovascular, diabetes, cáncer de mama y de colon, depresión y caídas; mejora la salud ósea y funcional”.
De la misma manera, el organismo asegura que actividad física no debe ser confundida con ejercicio, recalcando el concepto del NEAT: “La actividad física abarca el ejercicio, pero también otras actividades que entrañan movimiento corporal y se realizan como parte de los momentos de juego, del trabajo, de formas de transporte activas, de las tareas domésticas y de actividades recreativas”.
Entonces… ¿Cómo se aumenta el NEAT?
Este cómputo puede elevarse con realizar más de las actividades del día a día que parecen ser tan ínfimas. No hay que subestimarlas: estos detalles pueden ser claves al momento de llegar a tus objetivos. Subir las escaleras del Metro en lugar de tomar siempre el ascensor o la escalera mecánica, bajarse un paradero antes o estacionar el auto un poco más lejos de tu lugar de destino, para así caminar un poco más.
“La idea es, de a poco, tener conciencia de los hábitos ‘cómodos’ e intentar reducirlos”, dice Álvarez. De esta manera, ir al supermercado caminando —cuando no son demasiadas las cosas que comprar— puede hacer una gran diferencia para tu organismo, sin cambiar tus planes.